La Bienal surge del enfoque inclusivo que va de la mano de la Escuela "4 de Enero" (escuela de no-videntes, en conmemoración al día del bastón blanco(15 de octubre) se propuso una muestra de arte para que pueda ser apreciada por gente no-vidente, las personas videntes usan una venda en los ojos para poder apreciar las obras con los otros sentidos.
La propuesta nace fuera del contexto de la institucionalidad del arte, como una propuesta que permita un acercamiento inesperado con el visitante, en esta ocasión la curaduría se denominó "Imaginarios Urbanos".
La obra consistía en un cubículo en el cual entran los asistentes, el artista entabla una conversación con ellos acerca de temas cotidianos, en donde se recalca el trato incómodo e impersonal al que a veces se tiene que someter el individuo en la urbe en prácticas cotidianas.
Inesperadamente el artista inicia un acto performático en donde lava los pies, relacionado este acto directamente con la ceremonia de la tradición cristiana, en palabras del artista "era un poco permitir o más bien obligar al visitante que se abriera en confianza conmigo, que deposite sus malestares, sus emociones...", el trabajo con extraños dificultaba un poco el proceso comunicativo, la interacción con conocidos fue más fluida.
En esta obra como en toda la producción de Vargas el artista no es un observador sino que se convierte en partícipe mismo de la obra, es decir un repliegue de roles dentro del desarrollo de la obra.
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También se dio el tipo de interacción de lavado de pies a los jueces del certamen y al curador, en donde se afianza desde el performance el cuestionamiento hacia el juego simbólico de roles, del sistema y de la institucionalidad frente al artista.
"Hay un apunte personal con respecto a mi obra en la muestra, y es que frente a las situaciones a la que se expone el visitante de la Bienal no visual, regularmente éste suele reaccionar con miedo, sorpresa... Mi propuesta se trataba de obtener la reacción contraria: paz, calma, descanso... En "Imaginarios urbanos" podrías haber sentido que algunas de las piezas representaban la vida cotidiana en Guayaquil, que precisamente es estresante, bulliciosa, sofocante".
→ → → → CRÉDITOS:
→ → Fotografía Raymundo Valdez
